Archivo mensual: enero 2012

Restaurando again

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Hoy me he puesto a reparar una mesita que tengo parada desde hace tiempo y, revisando las fotos, he visto las del taburete que realicé el verano pasado. He recordado que no os las había enseñado, así que os lo muestro seguidamente.

Se trata de un taburete alto de madera, muy pesado, que encontré junto a un contáiner. Me lo llevé a casa sin dudarlo.

Así estaba cuando lo encontré.

Le quité el óxido del metal, lo pinté con minio y posteriormente con esmalte naranja.

 

Así quedó tras teñir la madera de verde y aplicar las manos de goma laca (un barniz natural) a muñequilla:

¿No es la mar de gracioso?

Hoja de reclamaciones

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Hoy es el día de soltarlo todo, que es viernes y viene el fin de semana.

Ostras, tú, que el Barça le ha ganado al Madrid, qué notición.
Al día siguiente del partido, en el metro, un señor de unos sesenta y pico habla en voz alta para todo el vagón, diciendo que qué bien, que ha ganado el Barça, pero y qué. Que si el Barça iba a pagar la deuda de España. Y una mujer de unos cuarenta, con los dientes hechos polvo y acento brasileño (quien dice brasileño dice lo que sea, porque como le faltaban dientes no hablaba demasiado bien) le contesta toda airada. La mujer llevaba puesta una bufanda del Barça de ésas de punto del año de la quica, y le responde a viva voz que el Barça es el mejor del mundo, que si el Madrid hijoputa, que si la manita no sé qué. Qué ganas de decirle a la tía ésa que no parecía pertenecer a la clase alta de Barcelona, precisamente; y que aunque pudiera ser culé, el otro señor tenía toda la razón en lo que estaba diciendo. Que a ella le hacía falta una limpieza bucal y una dentadura nueva, a lo que tenía derecho. Todo ciudadano debería tener una boca saludable, y anda que no se podrían arreglar bocas con todo lo que deben los clubes de futbol españoles, sobretodo el Barça. (No dije todo esto en el metro porque mi capacidad de reacción es muy lenta, soy la típica que va con retraso. Por eso lo digo aquí ahora, que así me suelto).
El fútbol está atontando a mucha gente. No digo a todos, ojo, digo a muchos.

Y a ver si va a ser, encima, que todo y estar cobrando un paro precario cuya extinción está cada vez más cerca, no voy a poder ver mis series por internet (ahora estoy con «Reglas de Compromiso», me encanta el protagonista masculino, el pureta satírico-vacilón que me parece la mar de sexy). Porque ahora resulta que los enlaces se han ido a la mierda. Adiós a Megaupload, Megavideio y Megaporn. ¿¿Y ahora qué?? Pues ahí tengo al Ares, sacando humo antes de que también los lo roben.Y entonces a ver la tele, que la tele sí que educa. Uy, una barbaridad. Menos mal que me queda José Mota (si el PP no le elimina el programa).

Y manda cojones, ya que estoy, que encima Radiohead hace gira, y en España sólo parará en Bilbao.

La lotería no me tocará, no.
(Hala, reclamen, reclamen sin pudor que hoy es día de reclamaciones.)

3 ascensores

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La idea era ir al super, comprar cuatro cosas, pasar por los veinte duros (porque no es un chino) y volver a casa.

A las puertas del mercadona me para una mujer buscando la calle B. A mí me suena un cojón, pero no sé dónde está. Y la mujer me dice que lleva un plano, y pienso que aunque soy fatal con los planos si lo viera seguramente daría con la calle. Y en una explosión de sociabilidad y altruismo me pongo allí en medio, a darle vueltas al plano de googlemaps. Al final hemos dado con la calle.
Entro en el super, compro y me meto en el ascensor. Justo antes de que cierren las puertas entra un chico que tenía su qué. Suelta una pregunta a los que estamos allí que resulta ser una broma que yo no entiendo y quedo como una emparrada (lo cual, por otra parte, es cierto, parra pa pa).

Voy al otro super y en el ascensor sube conmigo una mujer de unos sesentaypico, vestida muy elegante, muy maquillada y de peluquería. Le digo que va muy cargada y me dice que es cierto. Le digo que va además muy elegante. Me da las gracias.
Compro el jamón cocido, el vino, la lata de guiness y en la cola de la caja me para mi vecino, ése del que huyo siempre porque habla mucho, pero que es muy simpático. Pago yo y él se pone detrás de la mujer que iba después de mí. Le digo si va para casa y contesta que sí, que le espere.

Vamos hacia el ascensor y me habla de cómo perdimos la segunda república, que menudo desastre; y luego me tira la caña entre risas.

 

Entro a casa pensando en todos ellos, en las personas que me he encontrado en los ascensores.

¿Alguien puede decirme…?

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¿… cuánto dura una pata de jamón?

Peco-invento 1

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Podría existir una especie de aparatejo que absorbiera el polvo. Como los que absorben la humedad, esos que se enchufan y se dejan ahí para que vayan chupando (mi madre tiene uno).

Pues lo mismo: un chisme que se enchufara y lo dejaras puesto en el despachito, por ejemplo. Y que cerraras la puerta y lo dejaras ahí, tirando. Y que al cabo de un rato entraras y se hubiera tragado el polvo de encima del escritorio, de los libros, de las hojas del potus…

Sería la hostia.

Me estoy poniendo fina

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Lo que no he comido en todas las fiestas me lo estoy comiendo ahora.

Ya me he puesto ciega a golpe de polvorón. Una caja que me he comido.

Y aun queda otra enterita que peligra.

(la caja que me comí no era tan grande, pero era, era)

 

Mi madre nos dio un jamón (Navidul, oiga) que le habían regalado con el lote. El jamón lleva, el pobre, una de atizadas… hay que ver, ¡hay que ver! como le atizamos.

 

Y ahora me estoy haciendo un caldito de sopa para mañana que huele que alimenta, y unas lentejitas para deleite de esta noche. De todo le he metido. Como diría mi abuela: «con su tomate, y su cebolla, y su puerro…

..su zanahoria, su pimiento rojo y verde, su calabacín...

(Y un cachín de chorizo también voy a comer, va…)