La idea era ir al super, comprar cuatro cosas, pasar por los veinte duros (porque no es un chino) y volver a casa.
A las puertas del mercadona me para una mujer buscando la calle B. A mí me suena un cojón, pero no sé dónde está. Y la mujer me dice que lleva un plano, y pienso que aunque soy fatal con los planos si lo viera seguramente daría con la calle. Y en una explosión de sociabilidad y altruismo me pongo allí en medio, a darle vueltas al plano de googlemaps. Al final hemos dado con la calle.
Entro en el super, compro y me meto en el ascensor. Justo antes de que cierren las puertas entra un chico que tenía su qué. Suelta una pregunta a los que estamos allí que resulta ser una broma que yo no entiendo y quedo como una emparrada (lo cual, por otra parte, es cierto, parra pa pa).
Voy al otro super y en el ascensor sube conmigo una mujer de unos sesentaypico, vestida muy elegante, muy maquillada y de peluquería. Le digo que va muy cargada y me dice que es cierto. Le digo que va además muy elegante. Me da las gracias.
Compro el jamón cocido, el vino, la lata de guiness y en la cola de la caja me para mi vecino, ése del que huyo siempre porque habla mucho, pero que es muy simpático. Pago yo y él se pone detrás de la mujer que iba después de mí. Le digo si va para casa y contesta que sí, que le espere.
Vamos hacia el ascensor y me habla de cómo perdimos la segunda república, que menudo desastre; y luego me tira la caña entre risas.
Entro a casa pensando en todos ellos, en las personas que me he encontrado en los ascensores.
Eso de tirar la caña ¿es como tirar los tejos?. Gracias por tus lonchitas de jamón.
Sí, es lo mismo. Se tira la caña para ver si pican, ya sabes.
¡De nada!
Mira, es normal que te tiren la caña, pero si sabe que tienes pareja es mu descarao eso…
Luego siempre son interesantes este tipo de anécdotas porque mira: te dan para rellenar el blog. La vida es una acumulación de curiosidades que nos la hacen más amena.
El hombre tiene como sesenta años. Pero aunque no fuera así, a mí no me molesta que me piropeen, todo lo contrario. Cuando llevas tantos años con la misma pareja se agradece un poco de consideración por parte del resto de hombres, aunque estén jubilados.
Releyendo ahora la entrada me parece más sosaina de lo que me pareció ayer cuando la escribí. Claro que ayer había fumado, es lo que tiene.
acabáramos! y yo que por el respeto, admiración y envidia que le profeso a ratman, no le entraba a ninguna pecosa que me cruzara en un ascensor…
No pongo en duda que alguna que otra le habrá entrado a ratman, así que ¿por qué no dejar que me lo hagan a mí? A nadie le amarga un dulce.
La próxima vez que te cruces conmigo no te cortes.
las escaleras son las mejores amigas de un buen culo pero desde ya pongo mi fofo trasero por testigo que cojo todos los ascensores que se me presenten, nogensmenys…
jajajaj, allí nos vemos, pues
Y como saliste de la situacion?
Besos
¡pues riéndome, jajajaaj!
¿De la segunda república? Pero en los ascensores no se habla solo del tiempo y comentarios tipo: “Qué, a comer ya ¿no?” “Sí, que ya toca, jeje”
¿De la segunda república? ¡Si no hay pisos para tanto!
Fue una cosa rara, sí… Estábamos hablando de qué tal las Fiestas y no sé qué y en cuanto entramos al ascensor me soltó: “hay que ver, cómo perdimos la segunda república…” “Desde luego”, le dije yo. Y hasta que llegamos al tercero dijimos algo más, tampoco mucho, porque mi ascensor es lento, pero tampoco da para un debate…